Sus diarios eran cuadernillos viejos o simples agendas que hallaba y que nunca escondió, siempre estuvo ahí, disponible para todos en el momento que quería. Nunca se avergonzó de nada de lo que puso en ellos hasta su novia, Tracy o Courtney podían leerlo si querían, sus amigos o compañeros de la banda. No tenía nada que ocultar, simplemente lo escribía porque quería hacerlo. Escribía en paredes, cualquier hoja que tenga a la mano o incluso en alguna guitarra que antes había destruido.
Parte de esa sensibilidad que tenía para plasmar con letras lo que sentía ahora podemos disfrutar en su música o, si queremos, leyendo sus propios diarios. He tenido la oportunidad de leerlos gracias a la majestuosidad del internet y esta es una parte de las tantas páginas que me impactaron.
‘’Me gusta seguir la carrera de los artistas en sus inicios, cuando luchan por seguir el éxito. Me gusta saberlo todo sobre ellos y si no se dispone de la suficiente información bastará con la prensa sensacionalista. Me gusta el punk. Me gustan las chicas con los ojos raros. Me gustan las drogas (pero ni mi cuerpo ni mi mente me permiten tomarlas) Me gusta la pasión. Me gustan las cosas bien hechas. Me gusta la inocencia. Me gusta la clase obrera y le estoy agradecido por permitir con su existencia que los artistas no tengan que trabajar en empleos de baja categoría. Me gusta acabar con la codicia. Me gusta jugar mal mis cartas’’